Las hortalizas y hierbas aromáticas son excelentes elecciones para principiantes ya que suelen ser fáciles de cultivar y proporcionan el valor añadido de poder consumir lo que produces. Especies como la albahaca, el perejil, el cilantro o la lechuga se adaptan bien a macetas y resisten variaciones climáticas urbanas. Además, cultivar tus propios alimentos te permite tener ingredientes frescos siempre a mano, reduce la huella de carbono asociada al transporte de productos y fomenta la alimentación saludable.
Las plantas ornamentales de bajo mantenimiento, como los geranios, suculentas o lavandas, son opciones ideales para quienes empiezan en la jardinería urbana ecológica. Estas especies requieren menos agua y cuidados, resisten bien las condiciones variables de la ciudad y, al mismo tiempo, aportan belleza e incluso beneficios como atraer polinizadores o repeler insectos dañinos. Elige siempre ejemplares que no requieran pesticidas ni fertilizantes artificiales para garantizar un jardín saludable y sostenible.
Optar por plantas autóctonas, adaptadas a las condiciones ambientales de tu región, mejora las posibilidades de éxito y contribuye a la conservación de la biodiversidad local. Estas especies tienden a resistir mejor las plagas y enfermedades, requieren menos agua y se integran armónicamente en el ecosistema urbano. Además, apoyan la continuidad de polinizadores y fauna nativa, siendo una opción ecológica y educativa para comprender la importancia del cuidado ambiental desde tu propio espacio.